La boda en la finca el Bosquecito de Rocío y Jaime

El destino y la casualidad hicieron que conociera a Rocío por dos vertientes completamente opuestas y desde entonces hemos coincidido varias veces -como en la boda en Cáceres de Diana y Marcelo– hasta su boda en la finca El Bosquecito. Y con Rocío, llegó Jaime.

Son una mezcla explosiva de esas que querrías tener en tu salón como poco tres o cuatro veces al mes, con las que hablar de la vida hasta que anochezca en cualquier terraza del centro de Madrid o con las que salir a correr si algún día me da por hacerlo.

Rocío transmite calma con su voz y Jaime hace que recibas siempre un chute de energía. Y así fue más o menos su boda en la finca El Bosquecito, que recibió con los brazos abiertos a unos invitados que pudieron disfrutar de un atardecer a los pies de la Sierra de Madrid, un lugar mágico que no dejó indiferente a nadie.

Rocío lució en dos piezas un vestido de Beba’s Closet con flores bordadas y la espalda abierta, unos pendientes maravillosos de helechos de Suma Cruz y un ramo de Margot Blanxart. Para el maquillaje y la peluquería contó con la ayuda de Lucía’s Make up. Jaime optó por un traje a medida de Massimo Dutti con un chaleco gris clarito y una pajarita de flores de Paco Varela.

Una boda en la Finca el Bosquecito al aire libre

Se casaron en una zona rocosa, rodeados de cientos de grullas de papel que había hecho con mucho mimo el padre de Jaime para decorar una de las zonas de la finca. Estuvimos acompañados en todo momento por las chicas de La Perfecta Prometida que son wedding planner en Madrid y Quilicuá Catering, que montaron distintas estaciones por toda la zona con una decoración que quitaba el hipo.

Y como pasa cada día, se hizo de noche y esta boda en la finca el Bosquecito dio paso a una fiesta amenizada por temazos de los de volverse locos y de los que no deberían faltar en ninguna playlist para bodas, como Everybody de los Backstreet Boys o Wannabe de las Spice Girls.

A veces, salir un poco de la ciudad y poder respirar aire puro en plena naturaleza es maravilloso, por eso la parte que más me gusta de poder ser fotógrafa de bodas en Madrid es que cada finca es un mundo distinto y para mi una gran fuente de inspiración con la que reinventarme cada fin de semana.

Gracias una y mil veces por vuestra energía, por vuestro ritmo, vuestra confianza. Por las charlas, las cervezas y todas las palabras bonitas.

Como fotógrafa de bodas en Burgos, Madrid o donde vosotros me llevéis, puedo decir que tengo la fortuna de conectar con la mayoría de las parejas desde el primer mail, lo que hace que el día de su boda llegue a ser prácticamente una más de su sarao y no hay nada mejor para una fotógrafa de bodas que vivir las historias desde las entrañas, con personas como ellos que se dejan llevar a ciegas hasta el mismísimo infinito ​♡

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