La boda en el Monasterio del Espino de Marina y Markel
Cada vez que una pareja me escribe para formar parte de su boda en el Monasterio del Espino, automáticamente sonrío. Y es que como fotógrafa de bodas en Burgos y en muchos otros puntos del país que cada fin de semana visita fincas y lugares distintos, siempre me gusta volver a los sitios en los que trabajo a gusto y me tratan bien.
El Monasterio del Espino es uno de esos lugares con un encanto especial. Está en Santa Gadea del Cid, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos rodeado de verde y de viñas. Es un lugar ideal para celebrar una ceremonia tanto civil como religiosa en cualquier época del año. Y esta vez, pudimos disfrutar de una boda muy otoñal en el mes de octubre.
Ambos viven en Vitoria y eligieron el Monasterio del Espino, una de las mejores fincas de boda en Burgos, para celebrar su boda allí al estar cerca de su ciudad.
Una boda en el Monasterio del Espino en otoño
Ambos eligieron el Monasterio del Espino como lugar para sus preparativos. Markel apostó por un traje gris de Silbon junto con un chaleco en color crudo de la misma marca.
De la ventana de la habitación de Marina colgaba su vestido de novia de Rosa Clará, de tirantes pero con un abrigo por encima. Su look de novia velada lo completaron el maquillaje y moño de bailarina por Piero Garhe, unos pendientes de M de Paulet y zapatos de Mint and Rose. El ramo y la decoración de la boda fue obra de The Secret Garden.
La ceremonia, que fue familiar y muy emotiva, acabó con un aurresko sorpresa capitaneado por un amigo de la pareja. Al ser octubre, su boda en el Monasterio del Espino fue muy otoñal, con pasillos llenos de hojas secas propias de esta época del año, que nos sirvieron como escenario para el reportaje de pareja. Las mesas de la cena, que tuvo lugar en el claustro del Monasterio, estaban llenas de flores y detalles para sus invitados.
De los bailes prohibidos de la barra libre se encargó Sonort Audiovisual y DJ Nen, para mí de los mejores djs del País Vasco y el norte del país. Un gran broche final a un bodón por todo lo alto.